QUE VIVA EL MATRIARCADO

PALABRA DE CÍCLOPE



Pony Tail Falls, Fotografía de Carlos Crespín


La mente de los niños es más simple que la de las niñas, las féminas por naturaleza siempre han llevado la ventaja, crecen más rápido, su cerebro es más versátil y desarrollan el instinto de supervivencia a edades tempranas, ellas maduran dinámicas y van adquiriendo capacidades que les permiten adaptarse a cualquier circunstancia.

Dios debió haber estado embelesado cuando creó a la mujer, a pesar de todas sus contradicciones y complejidades, no hay criatura más perfecta que ella, la generadora de vida, la que con sólo pasar nos hechiza o nos fulmina.

Los niños son más lentos, sus procesos son pausados, el aprendizaje es a base de repeticiones en la memoria, el razonamiento es mimético, la experiencia sirve de adiestramiento.

La sociedad manipula a su conveniencia los roles a desempeñar por niñas y niños. De bebés los márgenes entre géneros son difusos, pero son los mismos padres quienes establecen las fronteras al pintar de rosa la habitación de ellas y de azul la de ellos.

En el seno familiar tradicional a ellas les fomentan a ser delicadas, tiernas, emotivas, lindas, coquetas y amorosas, juegan al té y a las mamás desde pequeñas, son princesas y reinas de territorios imaginarios. A ellos a se les enseña a ser fuertes, a no llorar, a competir y a desplegar destrezas físicas.

Un ejemplo aleccionador, es que si usted visita cualquier almacén se dará cuenta de la variedad de ropa y accesorios para niñas y de la escasa oferta para niños. Existe moda para niñas y lo de siempre para niños.

Igual sucede con los juguetes, que si bien se han adaptando a los nuevos tiempos, en esencia permanecen siendo los mismos, así tenemos muñecas como Barbies y Bratz para ellas, y pistas de coches, pistolas y balones para ellos. El Xbox y el Wii son democráticamente para niñas y niños.

Las diferencias se van complementando, en el transcurrir de la vida requerimos más nosotros de ellas que ellas de nosotros y con lo inteligentes que son es muy probable que prescindan de nuestro género. La irresponsabilidad y la desidia masculina las han convertido en proveedoras, en paladinas de la subsistencia diaria, miles de madres solteras que sortean gráciles los laberintos de la existencia.

Históricamente las hemos relegado, su papel era la de estar expectantes y abnegadas, siempre a la espera de atender a marido e hijos sin derecho a cuestionarlos.

Las condiciones han cambiando, el matriarcado es lo de hoy, tal vez sea la opción para que recuperemos como especie nuestro paraíso perdido, ese del que nos exiliaron hace milenios por comernos la fruta prohibida.
Gabriel Otero
Publicado en Diario CoLatino, 25 de noviembre de 2008













Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Completamente de acuerdo contigo.

A algunos les incomoda admitirlo, pero es cierto, ¡las mujeres nos dan mil vueltas!

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