MI COCHE Y YO

PALABRA DE CÍCLOPE



No me diga que su deseo íntimo es haber nacido con ruedas, le irritan sus pies, esos apéndices mellizos que su haraganería considera oxidados y que ni siquiera usa para ir a la tienda de la esquina.

No intente convencerme que caminan sólo los bípedos sin pretensiones y los cuadrúpedos porque no les queda de otra.

No me cuente que usted con sus excesos puede dejar de comer, pero como buen administrador que es nunca sacrifica la cuota de gasolina.

Porque en plena modernidad todos pregonan convencidos y vehementes que el coche es una necesidad, un símbolo de estatus sobre el fracaso vital-económico de las mayorías.

A gente como usted se dirigen las campañas publicitarias de compañías automotrices, ellas, intuitivas, entienden su sentir, sus anhelos libertarios mientras conduce sobre asientos Recaro, solo vea el brillo de los rines Momo, sienta la dirección hidráulica moverse con un solo dedo, escuche bajos, medios y agudos en un exquisito sonido Bosé, déjese seducir por la tiptronic y que los caballos de fuerza vuelen el asfalto y la imaginación, relájese sobre el tablero de piel y si las luces rojas de los medidores de aceite, frenos y velocímetro se encienden al mismo tiempo y las bolsas de aire se explayan como las nubes significa la certeza de llamar a su seguro porque acaba de chocar.

Cómo le estorban los peatones ¿creerán que la calle se hizo para ellos?, todos tienen la manía de buscar grietas en el piso, de atravesarse sin ver y de frenar la testosterona del acelerador.

¿Y los ciclistas?, esos son peores, pasan rozando su carrocería, la que recién enceró el domingo, los muy desconsiderados, como si no hubiera invertido toda la mañana acariciando el coche como si fuera una mujer, casi una parafilia digna del análisis de Sigmund Freud.

¿Y los autobuses y colectivos? un suicidio en masa del que usted nunca participará, es preferible declararse enfermo y llamar al trabajo que involucrarse en ese amasiato forzado con los de a pie.

¿Qué hacer con usted y los demás que son como usted?, los que atiborran las calles en horas pico, los contribuyentes mayores de la extinción irremediable de nuestro planeta, los que afirman que el coche y ellos son uno mismo.

Gabriel Otero

Publicado el 11 de noviembre de 2008 en Diario CoLatino
http://www.diariocolatino.com/es/20081111/articulos/60704/?tpl=69






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