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Mostrando entradas de octubre, 2010

MARIO VARGAS LLOSA, LAS TRAVESURAS DEL ESCRIBIDOR

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PALABRA DE CÍCLOPE La obra de Mario Vargas Llosa, nacido en Arequipa, Perú, en 1936, puede dividirse en dos etapas: la primera abarca desde el libro de relatos Los Jefes (1959) hasta La Tía Julia y el escribidor (1977), y la segunda desde la obra de teatro La Señorita de Tacna (1981) hasta la novela Travesuras de la niña mala (2005). Esta división, completamente arbitraria, se ha establecido bajo la óptica del análisis estructural aderezado con tintes biográficos, factores extraliterarios que desde luego condicionan la forma de narrar y las historias que se narran. Controvertido hasta la médula y provocador por convicción, la vida de Mario Vargas Llosa siempre ha estado envuelta en la polémica, intelectual de primera línea, poseedor de una pluma versátil, orfebre de la palabra en su esencia más pura, es narrador, ensayista, articulista y dramaturgo. Aún hay quien recuerde su escaramuza verbal con el crítico Ángel Rama cuando afirmó que “la literatura es fuego” al recibir el premio

EL SEISA

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PALABRA DE CÍCLOPE ¿Qué surgió primero el burdel o la funeraria?, los dos se llamaban Seisa y estaban uno frente al otro, en uno se celebraba la carne y en la otra se lloraban las ausencias, se ubicaban a cincuenta metros de la Alameda Roosevelt y ocupaban casas viejas, sitios de techos altos con jardines centrales, albergues amplísimos construidos a la antigua, pensados para grandes familias cuando poblar la tierra se tomaba al pie de la letra. La infancia es audaz, de niño se es sordo ante los peligros, conocí ambos lugares a los ocho años, en la funeraria nos metimos en un ataúd con el anhelo de imaginarnos más allá que acá, cabíamos dos en el rectángulo de madera uno en cada extremo, la muerte era transitoria, los brazos cruzados sintiendo el palpitar de la vida en la mano derecha, no había nada que pensar, solo reírse, carcajearse, de la inmovilidad. Al burdel fui incidentalmente y no para practicar artes precoces, en su estacionamiento descubrimos el tesoro: una caja de cartón

EL REINO DEL PÁJARO Y LA NUBE

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PALABRA DE CÍCLOPE Fotografía de Roberto Estrada Las alturas son sólo nuestras evasivas para recordar los versos de Alfredo Espino, un poeta ahuachapaneco que murió a los 28 años y que con sus Jícaras Tristes subyugó a todo a un país al que le habló al oído susurrándole lo sabido pero lo no dicho, las oraciones cantadas al territorio en el que uno nace, porque de la vista siempre nace el amor y de la palabra brota la memoria. Al oriente de San Salvador se asoma el Cerro de San Jacinto, un promontorio de tierra y árboles, sin agua a sus alrededores, adonde dicen los más viejos, existió un burdel famoso y mítico en el que se curaban los ímpetus del cuerpo: El Pájaro Azul. Desconocemos si la madrota de la casa de citas se haya inspirado en uno de los cuentos de Azul de Rubén Darío para bautizarlo con ese nombre o si hacía alusión al sexo del hombre caracterizándolo con colores audaces, anhelos ocultos o proyecciones falocéntricas precoito pensarían los perversos. Muchos años de

INTERROGATORIO

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PALABRA DE CÍCLOPE ¿Has pensado a qué genio se le ocurrió diseñar las portadas de tu pasaporte resaltando la pequeñez del territorio en el que naciste?, poco les faltó colocar un texto indicando la longitud y la latitud, los paralelos y meridianos para facilitar las deportaciones, enorme estupidez en un país que produce indocumentados al por mayor. ¿A quién le interesa de dónde provengas? Sí, a la migra, la temible, la colmilluda, la corrupta, la que te extorsiona, la que te exprimirá cada centavo de la billetera. Eres del sur pero no tanto, el Istmo de Tehuantepec nunca fue tu tierra aunque se parezca, ¿Salvador? pinche pueblo bicicletero, dime, ¿quién es el padre de tu patria?, ahora resulta que te hacías pasar por jarocho. Tú eres mara enséñame tus tatuajes, tradúceme el lenguaje de tus manos, no te hagas guey, saliendo de allá, o sea de tu rancho, no hay absolutamente nadie que te proteja, eres parte de los jodidos más jodidos, algo entre haitiano y nigeriano o quizá menos: biafra