DEL BAÚL DE LOS DAGUERROTIPOS Gabriel Otero y Roberto Trabanino No recuerdo con precisión la fecha, ¿septiembre u octubre?, pero sí el año, 1989. Mi padre tenía uno o dos meses de haber fallecido, la empresa Criaves S.A reconocía a uno de sus fundadores: don Julián Otero Roel, que ingresaría al Salón de la Fama de la Avicultura Latinoamericana. Fue pionero en lo que emprendió, carismático a más no poder, murió como debíamos morir todos, mentando madres. Don Julián, con magia siempre en los ojos y en las manos, cuando llegó a El Salvador montó el Drive Inn Riviera, que introdujo la gastronomía mexicana en el país, el restaurante se ubicaba en donde está el Don Pedro, que no sé si aún exista. Yo, orgulloso, recibía la placa en manos de don Roberto Trabanino, otro pionero, juntos él y mi padre, engulleron el mercado centroamericano y del sur de México abasteciendo de huevo y pollo de engorde a las granjas. Sirvan estas líneas para recordar al tigre de Monterrey, mi padre. Julián+Otero Mo...