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Mostrando las entradas etiquetadas como Gabriel Otero (Crónica)

CRÓNICA DE UN SALVADOREÑO EN EL D.F. (PARTIDO EL SALVADOR-MÉXICO)

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DEL ENAJENANTE PAMBOL Era un bar con aforo de 500 personas, estaba hasta la madre de lleno, salvadoreños eramos tres más el apoyo del Gaby, mi esposa, mi cuñado y su pareja (mexicanos todos), o sea 7 contra 500 y yo no paré de gritar ¡El Salvador! todo el partido, nunca me burlé de nadie yo andaba en mi rollo animando como seguramente Chamba lo hizo en sus tiempos de jefe de barra, pues resulta que nos encontramos con dos salvadoreños que venían al concierto de Metallica y que traían la playera de El Salvador, cantamos el himno, fue emotivo Saludar la patria orgullosos y oir retumbar al Cuscatlán. El primer gol fue la apoteósis de siete personas y el silencio de las otras 493, por segunda vez veo jugar a El Salvador con cojones, bien, compensando sus limitaciones técnicas con garra, ese Zelaya (11) es talentoso hizo pedazos a Osorio y a Torrado. Los penales fueron inexistentes para ambos bandos, al fin y al cabo se ganó con solvencia. Terminando el partido un señor ataviado con la play...

CRÓNICA DEL DÍA DE MUERTOS

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La Catrina de José Guadalupe Posada “La calavera siempre me ha pelado los dientes” Dicho popular mexicano Ya va a ser día de muertos, se dice el velador casi en voz alta en su cotidiano soliloquio, mientras camina zigzagueando entre los cipreses que cuenta a diario para no aburrirse. Todas las noches es lo mismo, a ratos se jetea entre las lápidas, pero no por mucho tiempo porque el rocío de la noche mezclado con el humo de la refinería le penetra en los poros y cuando es de mañanita se tiene que limpiar con la crema Pond’s de su vieja. La necrópolis española no sería nada sin don Jacinto, a él se debe que no se apañen a los muertos los pinches vivos y es que está canijo cuidar semejante extensión, que aunque esté rodeada por un muro a quien se le ocurriera meterse lo haría sin mucho esfuerzo. Hubo una época en que a los genios dirigentes de la beneficencia española se les ocurrió meter perros entrenados en el camposanto, salomónica idea que duró cuatro días cuando a uno de los pastor...

CHILANGOS EN LAS ROCAS

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VITRAL Es en la Semana Mayor, independientemente de los acostumbrados golpes de pecho, éxtasis místicos, quemas de Judas, vigilias, procesiones, fuegos nuevos y otras expresiones sincréticas de lo religioso y lo pagano, cuando el estado de Morelos, como todos los años, se ve invadido por hordas de capitalinos o chilangos. Los atractivos de Morelos son evidentes: cercanía a la capital, clima benigno, infraestructura turística, albercas y ojos de agua por todas partes, haciendas coloniales y el verdor característico injuriante a los ojos. La irrupción chilanga representa para Morelos una derrama económica significativa, son los spring breakers nacionales que se esparcen en Cuernavaca, Jiutepec, Oaxtepec, Cuautla, Tequesquitengo y Tepoztlán, lugares predilectos para el descanso y punto de inicio del apostolado etílico. Son días para guardar y expiar las culpas en alcohol. Llegan chilangos de todo tipo a Cuernavaca, los comunes y corrientes de Tepito, la Bondojo, la Peralvillo o la Morelo...

CHAPULTEPEC

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VITRAL Fuente de la Templanza, Fotografía de Martha Vieyra Refugio de aves migratorias, oasis de pinteros, altar de amores furtivos, recreo dominical de cientos de miles de capitalinos, resquicio del descanso, lugar que es de todos y de nadie, sitio por el que pasaron toltecas y aztecas hace ocho siglos, ese es Chapultepec del que emana la dignidad de cientos de años de historia, muchos transitaron por aquí y se cautivaron con su magnificencia, muchos aún estamos acicalando sus 686 hectáreas para que su rostro brille hoy y mañana. Los ahuehuetes, especie adoptada como árbol nacional de México, abundan en Chapultepec, los viejos del agua son altos y monumentales, sus troncos rugosos han sido testigos de invasiones de enemigos extraños, de amores imperiales, de suicidios heroicos por la patria, de susurros perdidos en el viento y de apetitos carnales expuestos al sol o escondidos en las frondas. Es el pulmón de la Ciudad de México a la que brinda muchos servicios ambientales, amortigua e...

ACAPULCO

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VITRAL A la memoria de la tía Aída y por supuesto para el primo Luis Ayer Dos de la tarde en Acapulco, la casa se llenaba a olor de pay de manzana mezclado con el salitre de la brisa, el calor sofocaba y cualquier sombra era bendita, la tía Aída, menuda y pequeña, levitaba vaporosa con las manos llenas de harina, en unos minutos vendrían del restaurante Red Beard por la producción diaria de pays. Era una tarde como todas las de verano, de las muchas que viví en la bahía, el primo Luis, mi mentor en los vericuetos de la costa, se apresuraba a enfriar los pays porque habían visto buenas olas en Playa Hornos y surfear era el acto reflejo obligado. En las mañanas íbamos a Playa El Revolcadero, nunca me atreví a surfear, pero sí lo acompañaba a nado para alcanzar el oleaje. Como aprendiz de costeño, le aguantaba el ritmo al primo nadando hasta las boyas, era en lo único, me insolé en un par de ocasiones, el agua de mar me tapó los oídos otras tantas, me bañaba en repelente para los mosquito...

U2 Y EL HIJÍN

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VITRAL En 1997, cuando U2 vino a México la mayoría de sus seguidores tuvimos la desgracia de perdernos su concierto debido a que los boletos se esfumaron como los panes en las bodas de Caanan. En menos de una hora las taquillas telefónicas de Ticket Master colapsaron, los costos de acceso a los lugares preferentes equivalían a la cifra ganada por cualquier obrero sudando la gota gorda en dos meses de trabajo. U2 promovía su álbum Pop en la gira Pop Mart, la novedad tecnológica eran unas pantallas gigantescas para que los que estuvieran en las graderías cercanas al cielo de cualquier estadio del mundo pudiesen escrutar a sus anchas los rostros de Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. La gira había iniciado meses antes en el paraíso desértico de Las Vegas, por lo que el grupo fue cuestionado severamente, y en particular a su vocalista Bono, quien parecía haber olvidado su papel de paladín de las causas solidarias. Por eso, parecía contradictorio que un world tour de U2 comenzar...

MÉXICO DISTRITO FEDERAL

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VITRAL Paseo de la Reforma vista desde el Castillo de Chapultepec, Fotografía de Hajor Si uno quiere practicarse la eutanasia prematura o fastidiarse la vida de forma gratuita, se debe residir en el Distrito Federal, aquí los días terminan antes del amanecer y las noches son cortas y frías. Hace un tiempo el poeta Efraín Huerta le declaró su amor y odio a esta ciudad adonde todos se miran sin ver y caminan sin rumbo, siempre con la prisa de sentirse importantes. Los he observado en los parques o en el transporte público, en los cines, plazas y restaurantes, los persigue esa idea del tiempo que se hace agua en las manos. Es el universo de los chilangos, viven hacinados en departamentos cargando en sus espaldas el privilegio o estigma de haber nacido aquí. En provincia son sagaces o prepotentes, competitivos o astutos, frágiles a veces, se sienten desnudos sin su ciudad pero esta los olvida desde el momento en que se van. La ciudad también es espléndida y bella, baste caminar sobre el Pa...

EL METRO

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VITRAL El metro de la Ciudad de México Fotografía de René Venturoso Después de haber perdido más de 400 horas, en un lapso de siete meses, en trasladarme de mi casa a Chapultepec y viceversa y contar y recontar luces de neón y estaciones y medir tiempos y secuencias de trenes y mirar rostros y apretujarse en el anonimato entre decenas de cuerpos, algunos hediondos, y aburrirse como molusco cuando olvido la esencial lectura y dormirse por el tedio y después de todo eso no me acostumbro a utilizar el metro. ¿Pero qué haríamos sin el metro?, es un transporte, rápido, económico, eficiente y en una palabra: esencial. En esa ciudad subterránea lo común son los empujones y codazos, las masas desbocan su agresividad en cosas banales. He presenciado disputas encarnizadas por un asiento, el típico “¿qué le ves a mi reina? guey”, muchas escaramuzas verbales y rara vez los golpes. En las horas pico sus vagones anaranjados asemejan cámaras de gases, hombres y mujeres se encogen en la asfixia por la...

DE MAIN STREET A INSURGENTES

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VITRAL De niño me sedujeron las orejas del ratón Miguelito, la pronunciación ininteligible del pato Donald, las torpezas de Tribilín, que nunca supe si era un híbrido entre perro y ratón, y las travesuras de Hugo, Paco y Luis. En las tres veces que visité Disney World me maravillaron el monorriel y Tomorrowland y casi se me sale el corazón por la boca cuando osado me subí a la Space Mountain. En Main Street, de día me atraganté de pretzels, de noche me conmovieron sus desfiles idílicos y fantasiosos en los que aparecían los personajes iconos de muchas generaciones de enajenados, yo entre ellos. Disney ha cambiado desde entonces, de tener dos parques de diversiones ahora es un megaconsorcio cuyos tentáculos llegan a los recovecos de cualquier infante. Sus negocios son diversos como las serpientes de la cabeza de medusa: canales de televisión, libros, películas, hoteles, estudios, entretenimiento y parafernalia por doquier que pregonan que después de todo es necesario fantasear en este m...