SIEMPRE SERÁ LA NOCHE
BARDOS Y GOLIARDOS DE HOY
Sin título, Jerry Uelsmann, 1998
SIEMPRE SERÁ LA NOCHE
Siempre será la noche,
El silencio, cómplice conmigo;
Exacta realidad al contacto de mis manos.
La sustancia resquebrajada de mi carne
Descalza en las tormentas del silencio.
Estoy lleno del intenso maullido de la historia,
Del sentido harapiento que emana;
Hiriendo con sus vagones retorcidos
La luz informe del alma
Que ya avanzada en su noche,
Traga el humo espeso de la vida.
¡Ah, los sangrientos sudores de la vida,
lanzando ráfagas de bocas disfrazadas y enigmáticos insomnios!
Parece que la vida
―en su desenvoltura incesante―
sólo produce insoportablemente
Cortinas negras
Como esas que cuelgan
De las calaveras del infierno absoluto
Y del paroxismo dramático de la muerte
Que conduce a ese túnel sangrante de la tierra.
Sólo queda, entonces,
―entre la vida cotidiana
de lentas cenizas dolientes―
el silencio y la incertidumbre,
el minuto que adivina, enciende y apaga las esquirlas,
los intensos borbollones de la sangre
y los cirios de múltiples campanadas interiores.
31 de mayo de 1989.
André Cruchaga
Chalatenango, El Salvador
1957-
Siempre será la noche,
El silencio, cómplice conmigo;
Exacta realidad al contacto de mis manos.
La sustancia resquebrajada de mi carne
Descalza en las tormentas del silencio.
Estoy lleno del intenso maullido de la historia,
Del sentido harapiento que emana;
Hiriendo con sus vagones retorcidos
La luz informe del alma
Que ya avanzada en su noche,
Traga el humo espeso de la vida.
¡Ah, los sangrientos sudores de la vida,
lanzando ráfagas de bocas disfrazadas y enigmáticos insomnios!
Parece que la vida
―en su desenvoltura incesante―
sólo produce insoportablemente
Cortinas negras
Como esas que cuelgan
De las calaveras del infierno absoluto
Y del paroxismo dramático de la muerte
Que conduce a ese túnel sangrante de la tierra.
Sólo queda, entonces,
―entre la vida cotidiana
de lentas cenizas dolientes―
el silencio y la incertidumbre,
el minuto que adivina, enciende y apaga las esquirlas,
los intensos borbollones de la sangre
y los cirios de múltiples campanadas interiores.
31 de mayo de 1989.
André Cruchaga
Chalatenango, El Salvador
1957-
Comentarios
Ya me eché un chapuzón a tu blog y lo frecuentaré para, en un futuro, fraguar el diálogo.
Gracias.
Saludos