DOS POEMAS DE JUAN BAUTISTA MUSELLI
The last white rose, de Bunchandogs & Susan
CONFESIÓNPara Nicole, nieta
Inquieto pajarillo
Que el firmamento vuelas,
Niña adorable,
Cántico de amor
Y de ternura plena,
Lucerito que brillas
En el azul de cielo.
Si con las estrellas
Del firmamento
Contar quisiera
El amor que por ti siento,
No alcanzarían todas
Para expresar de ti
Mi sentimiento;
Prefiero por eso olvidar
Con que contar
Lo que mi alma siente,
Y hecha a volar mejor
Mis lindos pensamientos.
Para Gabriel
Con cariño y agradables recuerdos de tu persona, te dedico este poema.(como dice el refrán. De músico poeta y loco todos tenemos un poco).
Ave del universo
Sin fronteras ni caminos,
Que con tus pensamientos vuelas
Cantándole a la vida,
Gozando el don que Dios te dio,
De convertir las emociones
En poesía.
Es tu sentir poético
Referirte a la alegría, al desconsuelo,
Al triunfo o a la derrota,
En fin.. Cantarle a esta discutida vida,
Hacer tuyo el sentimiento ajeno
Y expresarlo en lengua cervantina.
Gabriel, luchador del destino,
Que emigrante de esta tierra
De recuerdos de infancia y juventud,
Dejando tus raíces
Durmiendo en tus entrañas,
Ahora que la vida te extiende
Su mano amiga
Tómala y agradécele
Goza su existencia y
Deja sobre ella
Marcada tus huellas peregrinas
Con ilusión bohemias
Y sentimientos vividos.
Juan Bautista Muselli*
El Salvador
*Don Juan Bautista Muselli, a quien le agradezco sus versos y le envío un fuerte abrazo, es el papá de mi amigo y hermano Juan Carlos Muselli, es mi amigo más antiguo. Vecino de años, en la niñez me instalaba las tardes en su casa y jugábamos fútbol en la calle teniendo la cochera como portería. Poco tiempo después conocimos a Carlos Crespín y a Carlos Romeo Meléndez. Fuimos inseparables, nos veíamos en las mañanas el Liceo Salvadoreño y por las tardes en la Avenida B y en el parque de la Toluca, viciosos de los deportes y de las aventuras extremas. Nos tirábamos al barranco en cajas de cartón hasta llegar al fondo o nos metíamos al túnel del drenaje para capturar a algún quiróptero. Alguna vez le quebramos el parabrisas a un taxi, travesura por la que la muchacha de mi casa me extorsionó durante meses, yo ingenuo le di veinticinco colones (una fortuna en aquel entonces) para evitar que mis papás se enteraran. La vida entonces era más sana y tranquila.
Gabriel Otero
Poesía
Juan Bautista Muselli
El Salvador
México
Caleidoscopio Nocturno
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