POR EL HOGAR Y POR LA PATRIA, DIARIO LATINO 1989

DEL BAÚL DE LOS DAGUERROTIPOS

Instantánea de Gabriel Otero en su época dark cuando The Cure, Bauhaus y Depeche Mode reinaban en la música y el periodismo era sólo una idea estudiantil. En 1989, la guerra iba in crescendo en El Salvador, y por el hogar y por la patria, los trabajadores asumían la dirección y el rumbo del Diario Latino hoy CoLatino, veinte años después sigue la magia de la tinta en un periódico que no se rinde ni se asusta.






Comentarios

RDC ha dicho que…
Precisamente el día de reyes estaba comiendo con una chica y hablábamos de esto: de la magia de la Navidad.

Y yo le dije algo que no le gustó demasiado, a saber: a mis hijos no les voy a contar el cuento de los reyes como hicieron mis padres conmigo. Ella me replicó que eso sería quitarles esa felicidad que sólo gozan los que creen en la magia.

Lo que no le dije yo, porque no me gusta dar demasiadas razones a las mujeres (prefiero dajarles tener la razón... y reírme), es que la alegría de la creencia en la magia a los niños les impide gozar de otra alegría, acaso más rica: la de ver la vida sin magia. Porque hay una profunda alegría y un entusiasmo desbordante en aprender a vivir sin magia y por tanto, aprender a vivir cuestionándolo todo, estudiándolo circunspectamente todo, poniendo todas las cosas a prueba y por tanto, apreciando los límites de las cosas.

Creer en la magia, a fin de cuentas, es sólo un narcótico emocional. Y no estoy en contra, sólo que a mi hijo le daria algo mejor.
Gabriel Otero ha dicho que…
Respeto tu postura, pero estamos hablando de dos cosas complementarias, la racionalidad a rajatabla no es benéfica para nadie como tampoco vivir en la ilusión. Estoy de acuerdo contigo en el sentido de conocer causas y efectos, de cuestionar la existencia misma, de apreciar todo lo explicable y lo inexplicable, de buscar cómo, cuándo y por qué, pero pienso que la magia es necesaria sobre todo en la niñez porque facilita el aprendizaje, les hace gradualmente diferenciar lo real de lo imaginario, es todo un proceso que vale la pena disfrutar como padre.

Lo que pienso que hay que fomentar en los hijos es el aprender a pensar, yo descubrí que Santa Claus era una linda leyenda a los ocho años cuando descubrí mis regalos en el closet, pero desde antes sospeché cuando mi padre me llevó a una juguetería para que le mostrara que le iba a pedir al barbón bonachón.

Mi actitud no fue de desilusión, al contrario amé más a mis padres por haberme permitido vivir soñando durante varios años y por haberme abastecido de una cantidad considerable de juguetes.

Una de las navidades que más recuerdo fue cuando mis papás me llevaron al jardín de mi casa y vi el trineo de Santa Claus (una estrella fugaz divina) y por arte mágico aparecieron los regalos debajo del árbol. Yo prefiero recordar que fueron los duendes quienes los pusieron ahí que mis hermanas mayores. ¿No crees que es mejor?
RDC ha dicho que…
No quiero que se me entienda mal. Yo tb crecí creyendo en los reyes magos, y cuando descubrí que eran los padres simplemente me lo tomé con gran naturalidad. No he tenido ningún trauma al respecto.

Tampoco digo que se deba potenciar la racionalidad; supongo que estamos de acuerdo en que la racionalidad no explica el mundo.
Yo me refiero a un factor más bien emocional. Es cierto que a los niños nos entusiasmaba creer en los reyes, en la màgia y en Harry Potter, si hubiera existido; desde pequños se nos ha estimulado a creer, desear y estimar cosas magníficas (de eso se trata gran parte de la cultura contemporánea para masas). En definitiva, emocionalmente hablando se nos ha estado mimando un montón. Y ello tiene sus consecuencias.

Yo sólo comentaba que me gustaría fomentar otros valores a mis hijos, y por tanto, promocionar otro tipo de felicidad.

Saludos.
Gabriel Otero ha dicho que…
Txemita:

Saludos al país Vasco, hermosa tierra la tuya.

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