DE OFICIOS NOBILÍSIMOS Y OCUPACIONES EXECRABLES

PALABRA DE CÍCLOPE

Miguel el panadero, fotografía cortesía de www.learner.org

De todo hay en la viña del Señor, los que producen y los que no, los que viven día a día con el rosario en la boca por mantener una familia y los políticos profesionales cuyos cuellos apenas traslucen unas gotas de esfuerzo, pero no hay que demeritarlos, el cabildeo también agota, no cualquiera aguanta las sesiones de la asamblea o las reuniones de gabinete, el juego del poder es dulce y extenuante.

Unos ni siquiera pueden dormir del cansancio y la preocupación y los otros tampoco duermen porque se creen presas de intrigas, ven enemigos imaginarios en cada rostro y como buenos oradores practican en sueños el discurso del día siguiente, pero esos sacrificios son para favorecer a la patria, la suya y la del partido, que no necesariamente es la nuestra.

Porque hay de todo en la viña del Señor, oficios nobilísimos y ocupaciones execrables, el panadero desgasta sus brazos amasando, se pasa la vida entre horno y harina, la cocinera apurada explaya su talento para que lo deguste el Don de la casa, el bombero vuela para que el incendio no se propague, el buen policía atrapa delincuentes y usted diputado, además de hablar como lo hacemos todos, ¿a qué se dedica?.

¿Y qué opina usted abogado?, que se memorizó el ius de los romanos, los códigos civil, penal y mercantil y las leyes secundarias, que cree que “la moral es un árbol que da moras”*, que le da largas a sus clientes sacándoles dinero para soterrar la esperanza.

Escuchemos lo que dice de lejos el soldado mientras practica el exterminio en la franja de Gaza, oigamos a las tropas del ejército salvadoreño en Irak, porque ellos son elocuentes, no hay mejor palabra que la estampada por el plomo.

Que exponga el publicista, el encantador de ilusiones, epíteto heroico ganado a pulso por jugar con la mente sus congéneres, a los que envía mensajes por todos los medios posibles para comprar lo que no se necesita.

Que hablen los jueces y los pastores, los primeros, se ciegan ante lo evidente y siempre liberan a los criminales por falta de pruebas; los segundos, prometen, previa limosna, reinos que no son de este mundo, paraísos a los que llegamos cargando nuestra cruz.

En este viñedo muchas uvas nacen podridas y contaminan a las demás, por lo que habría que cuestionarse ¿por qué habrá de todo en esta viña del Señor?

*Gonzalo N. Santos, Gobernador de San Luis Potosí 1940-1943.


Gabriel Otero

Publicado en Diario CoLatino, 20 de enero de 2009
http://www.diariocolatino.com/es/20090120/articulos/62900/
















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