LA DEPRESIÓN DE FIN DE AÑO
PALABRA DE CÍCLOPE
Gabriel Otero
Publicado en Diario CoLatino, 30 de diciembre de 2008
http://www.diariocolatino.com/es/20081230/articulos/62236/
Ilustración tomada del blog de Miguel Ángel Sankar
Usted es de pocos cariños, es de aquellos seres que aman con intensidad a unos cuantos, fundó su familia pretendiendo transgredir al olvido, los otros, los que se apellidan como usted, solo son parientes, aves transitorias cuyo plumaje negro irradia su estado de ánimo.
La depresión es ahora su vivir, la sed apagada le marchita las mejillas, el desgano es el rostro de la mente palpable en cada acto, el cuerpo es el dolor de la existencia.
Muchas personas se sienten igual que usted, la temporada es propicia para exacerbar lo que no se pudo hacer o lo poco que se hizo durante 365 días, tiempo de resumir la impotencia, la circunstancia erguida como una muralla interminable, la felicidad o al menos la tranquilidad son luces lejanas titilando en la costa.
Está por terminar un año de perros, gracias a Dios, ¿existirá esa fuerza superior a la que se encomienda desde que tenía cinco años? o ¿será la esperanza inherente en los humanos para esconder su ignorancia?, no hay remedio para la tristeza, solo la fe y el prozac, paliativos de la ilusión.
Se siente tan cansado de dormir, tan fastidiado de hincarse ante el destino, tan débil que al hálito de su alma se lo lleva la ventisca pero resurge terco al amanecer.
Lo alentador es imaginario, las borracheras con los amigos son catarsis repetitivas, exorcismos de demonios familiares que siempre regresan con más fuerza, soledades descarnadas que se encuentran en cualquier parte.
Pero no todo está perdido, le queda la lucidez, la capacidad de reflexionar en el fondo del abismo.
Las fórmulas para escalar al cielo recetadas por los terapeutas son masturbaciones para psiquis como la suya, ¿para qué confesarle a otros las tempestades internas?, ¿qué sentido tiene involucrar a terceros cuando no hay mejor diálogo que el que se tiene con uno mismo?.
No necesita la conmiseración de nadie, mañana se acordará de estos días aciagos con la fortaleza del que renace de las ruinas, la resurrección egoísta del temple, la certera convicción de haber escapado de la congoja.
Por ahora, solo resta la agonía, la espera eterna de la que seguramente sabrá sobrevivir.
La depresión es ahora su vivir, la sed apagada le marchita las mejillas, el desgano es el rostro de la mente palpable en cada acto, el cuerpo es el dolor de la existencia.
Muchas personas se sienten igual que usted, la temporada es propicia para exacerbar lo que no se pudo hacer o lo poco que se hizo durante 365 días, tiempo de resumir la impotencia, la circunstancia erguida como una muralla interminable, la felicidad o al menos la tranquilidad son luces lejanas titilando en la costa.
Está por terminar un año de perros, gracias a Dios, ¿existirá esa fuerza superior a la que se encomienda desde que tenía cinco años? o ¿será la esperanza inherente en los humanos para esconder su ignorancia?, no hay remedio para la tristeza, solo la fe y el prozac, paliativos de la ilusión.
Se siente tan cansado de dormir, tan fastidiado de hincarse ante el destino, tan débil que al hálito de su alma se lo lleva la ventisca pero resurge terco al amanecer.
Lo alentador es imaginario, las borracheras con los amigos son catarsis repetitivas, exorcismos de demonios familiares que siempre regresan con más fuerza, soledades descarnadas que se encuentran en cualquier parte.
Pero no todo está perdido, le queda la lucidez, la capacidad de reflexionar en el fondo del abismo.
Las fórmulas para escalar al cielo recetadas por los terapeutas son masturbaciones para psiquis como la suya, ¿para qué confesarle a otros las tempestades internas?, ¿qué sentido tiene involucrar a terceros cuando no hay mejor diálogo que el que se tiene con uno mismo?.
No necesita la conmiseración de nadie, mañana se acordará de estos días aciagos con la fortaleza del que renace de las ruinas, la resurrección egoísta del temple, la certera convicción de haber escapado de la congoja.
Por ahora, solo resta la agonía, la espera eterna de la que seguramente sabrá sobrevivir.
Gabriel Otero
Publicado en Diario CoLatino, 30 de diciembre de 2008
http://www.diariocolatino.com/es/20081230/articulos/62236/
*Agradezco a Robert Durán, intelectual catalán, el texto que me dedicó en su magnífico blog Privatum, acá está el link http://privatum.blogspot.com/2009/01/la-agona-diosa-de-la-jungla.html , por cierto, Robert, he comenzado a leer La maldición de la filosofía, ya te comentaré si termino desdentado en el intento.
Comentarios
Por cierto ayer leí un texto que me recoró loq ue hemos hablado estos días.
"LA intrepidez es una energía extraordinaria del alma que la eleva por encima de las tribulaciones, de los desordenes y de las emociones que la visión de los grandes peligros podría despertar de ella, y gracias a esa fuerza los héroes se mantienen en un estado sereno y conservan el libre uso de la razón en medio de los sucesos más sorprendentes y más terribles" François de la Rochefoucauld [Maximas]
Un gusto saber de ti, estoy a la espera de tu nuevo blog. Por otra parte, con lo que respecta a la familia creo que es el punto de inicio de muchas cosas: estabilidad emocional por ejemplo, persecución de la trascendencia, y como tú dices es una idea tenaz.
Un abrazo
GRACIAS.. SIMONETTA