ELOGIO DE LA LUJURIA
PALABRA DE CÍCLOPE
Qué
de malo hay en creer que el cuerpo de las mujeres es el paraíso y si nos
morimos será para resucitar y hacerle genuflexiones a su sexo.
Gabriel Otero
Venus, Cupido y el tiempo, Agnolo Bronzino
Dios salve al
cuerpo de las mujeres, repertorio profundo de fetiches y parafilias: axilas,
pantorrillas, pies, dedos, cuello,
brazos, manos, pelo, ojos, cejas y orejas. Se anhelan al imaginarlas, se aman al
verlas.
Qué de malo hay en
admitir la naturaleza animal, sufrimos en disfrazar nuestro temperamento sexualmente
divino y desde el sexto día de la creación prescindimos de nuestra desnudez.
Si la lujuria mueve
al mundo para qué negarla, el deseo no tiene ataduras ni patria ni
nacionalidad. Nada parece importar cuando una mujer y un hombre se buscan y se
exploran con los apetitos. La combustión es el origen y el fin.
Qué de malo hay en representar
la liturgia de la procreación, el fuego surge en el cerebro y el vientre, la
excitación dignifica la travesía imperiosa entre dos polos del mismo imán.
Y por qué no
practicar el saludable fornicio, en besarles lento los pezones, mordisquearlos
con la levedad de la brisa, cogerles el aroma del cuello y las orejas y lamerles
su palpitar.
Qué de malo hay en que
ellas nos revuelquen en la cara su hambre de valquiria y juguetear con su
sonrisa vertical, si en el sexo se descubren las verdades y se alimentan los
amores.
Dejémonos de
simulacros y que regresen de su exilio: Afrodita, Eros, Venus, Pan, Dioniso,
Huitaca y Lilith, dioses olvidados por la hipocresía de los bellacos, esos
sumos pontífices indolentes que se han erigido en pastores de la humanidad.
Qué de malo hay en
ansiar de menos o de más, si las caricias se reparten urgentes o parsimoniosas,
según sea el momento o el lugar, siempre sobra tiempo para reinventarse y
volverse a encontrar.
De nada sirve
esconder la voluptuosidad y declarar la lujuria como pecado capital porque no
sólo de mitos y sofismas vive el hombre, ejerce la líbido y luego existe.
Gabriel Otero
Comentarios
John Montañez Cortez
www.cervantesmilehighcity.com
Tu "Elogio a la lujuria" encierra una realidades axiomáticas, otras exageradas y varias de ellas sencillamente inaceptables. Te comento que escribí, recientemente editado (Primera edición, un libro cuyo título cro que va a gustar "Su Excelencia el Amor" En él, lógicamente el centro es el amor, el hombre y su "carnal" la mujer, por supuesto. La Lujuria no la trato como tal, pero está en el contexto del libro, cuando hablo sobre la sexualidad. Aver si le das una vista en http://es.calameo.com/read/00037899585744da46924?cid=.%252F