DOS PERSONAJES DE UNA PRESENTACIÓN
PALABRA DE CÍCLOPE
Fotografía cortesía de Ana Escoto
Aniuxa
Para Aniuxa o Ana
Escoto, nacida en San Salvador, El Salvador, en 1984, nunca falta alguien que
sobre. Leer su blog fue mi primer encuentro con ella, su frescura fue lo que me
atrajo en este mundo en el que la solemnidad es la carta de presentación de los
viejos y los mediocres.
Es
articulista del periódico “La Prensa Gráfica”, economista de profesión y estudia su doctorado en el rigor del Colegio
de México. Descubrió su vocación de narradora en el taller impartido por el
salvadoreño por casualidad y mexicano por adopción de Rafael Menjívar Ochoa.
Taller que tiene su sede en lo que fue la emblemática casa de Salarrué en los
Planes de Renderos.
Entre su obra se
encuentra Menguantes y otras creaturas
publicada en 2008 en la colección Nuevapalabra de Dirección de Publicaciones e
Impresos en El Salvador.
Formó
parte de la Antología “Voces del Extremo (VIII)” cuya selección fue llevada a
cabo por Antonio Orihuela y publicada en 2006 por la Fundación “Juan Ramón
Jiménez” en la Junta de Extremadura, España (1).
Y según las
palabras de Manlio Argueta “Ana Escoto es una escritora joven experimental, con un
contenido dramático en casi todos sus cuentos donde la nostalgia, lo anónimo y
lo depresivo son un tema frecuente, la alienación pero también la rebeldía
kafkiana contra las opresiones contra el individuo. Los cuentos no pueden tener
un final feliz porque los personajes son infelices en su frágil felicidad, se
aíslan para salvarse ante el naufragio, cada quien propone salvarse quien
pueda. Salvarse o morir. Rescatarse uno mismo de la prisión interior” (2)
Ana
es integrante de una nueva generación de escritores salvadoreños que ha
trascendido la guerra como tópico narrativo lo que le genera lectores que
buscan sensaciones mucho más intimistas y menos dogmáticas.
Ana
Escoto es la que falta pero nunca sobra.
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(1)
Texto de Artepoética.net
(2)
“Una poeta joven salvadoreña” de Manlio Argueta
El ángel demoníaco
A él lo conozco
desde hace mucho cuando entre tres poetas tenían secuestrados los premios
literarios nacionales y se repartían como barajas los primeros lugares y las
menciones honoríficas obteniendo una colección considerable de flores para un
ramillete y diplomas para decorar varias paredes.
Él vino del
inframundo maya, el mítico Xibalbá que mutó en taller literario en el
convulsionado El Salvador de la década de los ochenta del siglo XX y fue uno de
sus integrantes más destacados.
Para muchos de
nosotros él se convirtió en un referente generacional, la nuestra, la conocida
“Generación de la guerra” marcada por el conflicto civil que hizo que el país
saltara a los planos internacionales por sus injusticias.
Él nació el 10 de
junio de 1967 en La Hacienda Chanmico en el departamento de La Libertad, un
territorio a dos pasos de San Salvador que surgió con la idea de que el país es
algo más grande de lo que vemos.
Él “…no tiene
nombre fijo
a veces es torrente
a veces libertad
a veces huella….” (1)
Le llaman Otoniel
Guevara al que he visto recorrer veredas y subir cerros e ir y luego regresar
para recrear sonidos y pintar lienzos en el alma con palabras.
Sus versos son
punzantes, son verdades desnudas, ternuras a la luz de la luna llena que no se
ocultan.
La obra de Otoniel Guevara es vasta, ha publicado, entre otros
poemarios: El Solar (1986), El violento hormiguero (1988), Lo
que ando (1992, 1996, 1997), Lejos
de la hierba (1994), Tanto (1996, 2000), El sudario del fugitivo (1998), Despiadada
ciudad (1999), Erótica (1999),
Simplemente un milagro (2001), Cuaderno deshojado (2002), Isla ilegal (2003), Sosiego
(2003), No apto para turistas (2004, 2010, Monterrey, Nuevo León,
México), Cuando la lluvia se techa de prodigios (2005, San José, Costa
Rica), Los juguetes sangrantes
(2006), Siemprésima (2007), Rupestre
(2009, Monterrey, Nuevo León, México), Canción Enferma (2009), Proclamas
para analfabetos (2009), y Todos los ruidos de la guerra (2010, Los
Angeles, California, USA).
Parte de su obra ha sido
traducida al inglés, al francés, al eslovaco, al italiano, al húngaro y al
alemán, además, de ser incluida en una docena de antologías.
Mucha razón tiene Otoniel Guevara
al reafirmar que “Solo la poesía nos puede salvar” (2), de nosotros mismos desde luego,
y “si
el poeta resulta maravilloso es porque a veces encarna la gracia divina. El
poeta es un ángel y todo ángel que se respete contiene algo demoníaco”(3).
Y este ángel demoníaco de Otoniel
Guevara ha organizado nueve ediciones del encuentro de poesía “El turno del
ofendido” evento que ha ido ganando
importancia en la difusión poética.
Y hasta hace un
par de años fue coordinador del Suplemento Cultural Tres Mil, el único
suplemento impreso en El Salvador dedicado a la creación literaria y al
periodismo cultural que tiene más de 20 años de haber sido fundado.
Otoniel Guevara
es todo un personaje con la autenticidad a flor de piel al que esta noche
queremos escuchar.
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(1) Versos del
poema “Se busca” de Otoniel Guevara
(2) Afirmación de
Joseph Brodsky
(3) Entrevista
con Otoniel Guevara por Marta Leonor González, La Prensa Literaria, 11 de
febrero de 2006
* Texto leído durante la presentación de Ana
Escoto y Otoniel Guevara en la Décimo Segunda Feria Internacional del Libro en
el Zócalo 2012, México D.F., 25 de octubre de 2012
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