AL JUNKIE SE LE APARECIÓ JESUCRISTO EN EL CINE CHAPLIN

Jeringa en mano se palpó el brazo izquierdo buscándose las venas, se golpeó con dos dedos el rastro azul debajo de la piel y cerró el puño para picarse. De la punta de la aguja brotó placer matutino instantáneo. En el buró yacían botes medio llenos de quaalude, valium y ritalina, barbitúricos y speeds, que mezclados serían un cóctel vasto para matarse en un rato. El guión de la fotonovela enfatizaba una atmósfera decadente matizada por claroscuros que se lograban cerrando las persianas. Para hacer más delirante la escena escuchábamos a todo volumen Never Mind The Bollocks de los Sex Pistols evocando la creencia nihilista de Sid Vicious que se vive rápido y se muere joven. El set era la recamara de un departamento en Tlatelolco, la morada familiar de Santiago, estudiante de cine. El trabajo: una fotonovela con diapositivas cuyo argumento narraba la alucinación de un junkie en la que se le aparecía Jesucristo para advertirle de las consecuencias de s...