PATERNIDAD

PALABRA DE CÍCLOPE Lo vi nacer, estuve ahí cuando salió disparado del vientre de su madre, no quería abandonar ese sitio tan cómodo y acuoso, el plazo perentorio había llegado. Ninguna droga es más efectiva que la adrenalina, me acosaron instantes de desconfianza y desasosiego: el anestesiólogo presionó con su obesidad los nueve meses de panza de mi mujer para expulsarlo a él de su edén, su fuerza fue tan intensa que el medidor de ritmos cardíaco se le zafó del dedo a ella y la terrible línea plana y el pip constante aparecieron en la pantalla, ella estaba viva ¿y él? A él el pediatra lo recibió experimentado envolviéndolo en toallas para sacarle las flemas de la garganta. Vino el primer llanto, suficientemente traumática había sido su transición hacia a la vida como para que le estuvieran fastidiando con tamices neonatales, circuncisiones y exámenes de rutina. Luego ella lo estrechó en sus brazos, pobre, había quedado aplastada y sudorosa por el esfuerzo, bastante certero ...