EL ANTRO

PALABRA DE CÍCLOPE La duda es roedora de voluntades Fui a parar ahí por cuestiones incidentales, yacía desempleado con la moral en el subsuelo, algo más allá de la tumba y la muerte, uno nunca sabe qué tan abajo puede caer: la duda es roedora de voluntades, las capacidades propias me llevaron en vilo como un cadáver despierto a manejar algo que de antemano sabía estaba putrefacto. El lugar, Puebla la mocha, la bella, el sitio mítico cuna de la gente que no habla, uno les pregunta a los poblanos la dirección de lo que sea y nunca saben adónde está aunque los letreros de calles y recintos les golpeen la nariz. No recuerdo la ubicación del antro, sólo la iglesia y su cúpula dominando el cerro, que altiva gozaba de la observación espectacular de la ciudad, la Puebla complaciente con la curiosidad, la Puebla pudorosa que enseña las piernas hasta las rodillas. Y no es juicio de valor lo pasmoso, la sorpresa de gerenciar un antro sin quererlo, mi gran amigo, por segunda vez en cinco años, ...